lunes, 24 de noviembre de 2014

Hermosas Criaturas (Hyunsaeng)


“BIENVENIDOS A GATLIN.
 UN PUEBLO EN MITAD DE NINGUNA PARTE DONDE NUNCA OCURRE NADA.
AL MENOS ESO PENSABA YO.
NO PODÍA ESTAR MÁS EQUIVOCADO.
HABÍA UNA MALDICIÓN.

HABÍA UN CHICO Y AL FINAL, UNA TUMBA”

Capítulo 1
Antes “EN MEDIO DE LA NADA”
Hyun Joong
Había sólo dos tipos de personas en nuestro pueblo.
-Los estúpidos y los atascados-. Mi padre había clasificado afectuosamente a nuestros vecinos.
Los que están obligados a quedarse o los que son muy imbéciles para marcharse. Todos los demás encuentran una razón para irse.
No quedaba duda del grupo en el que él se encontraba, pero nunca tuve el valor para preguntar por qué. Mi padre es un escritor y nosotros vivimos en Gatlin, Carolina del Sur, porque los Kim siempre lo han hecho, desde que mi tátara-tátara-tátara abuelo, Ellis Kim, luchó y murió del otro lado del río Santee durante la guerra civil.
La gente de aquí abajo eran los únicos que no la llamaban Guerra Civil.
Todas las personas menores de sesenta años la llamaban la Guerra entre los Estados mientras que cualquiera de más de sesenta la llama la Guerra de la Agresión Norteña, como si alguien del norte hubiera envuelto al sur en una guerra por una mala cosecha de algodón. Todos, y eso quiere decir todos, excepto mi familia. Nosotros la llamamos Guerra Civil.
Otra razón por la que no podía esperar para largare de aquí.
Gatlin no es como los pequeños pueblos que ves en las películas, a menos que sea una película de hace cincuenta años. Estábamos demasiado lejos de Charleston para tener un Starbucks o un Mc Donald’s. Todo lo que teníamos era el Rey de los lácteos, y el nombre del local estaba incompleto en el aviso, ya que los Gentrys habían sido demasiado tacaños para comprar todas las letras.
La biblioteca aún funcionaba con un sistema en fichas, la escuela aún tenía pizarras con pintura verde, y nuestra piscina pública era el lago Moultrie, con todo y su agua turbia y tibia.
Podías ver una película en el Cineplex más o menos en la misma época que salía a la venta el DVD, pero para eso tendrías que conseguir que te llevaran hasta Summerville, hasta la Universidad del estado. Las tiendas estaban en la calle Main, las casas bonitas en River y todos los demás vivíamos al sur de la ruta nueve, donde el pavimento se desintegraba en pequeñas piedritas de concreto- terribles para caminar-, pero perfectas para lanzárselas a las zarigüeyas rabiosas, los animales más malvados que existen. Uno nunca ve eso en las películas.
Gatlin no era un lugar complicado, Gatlin era simplemente Gatlin.
Los vecinos vigilaban desde sus porches durante los insoportables veranos, sofocándose sin razón. No tenía sentido. Nada cambiaba nunca. Mañana sería mi primer día en la escuela Stonewall Jackson, y ya sabía todo lo que iba a pasar- dónde me iba a sentar, a quién le iba a hablar, las bromas, las chicas, quién iba a parquear y dónde.
No había sorpresas en el Condado de Gatlin, nosotros estábamos en medio de la nada.
Por lo menos eso era lo que yo pensaba, mientras cerraba mi gastada copia de Casa del terror 5, apagaba mi iPod y desconectaba la luz, ese último día de verano.
Resultó que no podía estar más equivocado.
Había una maldición.
Había un chico.
Y al final, había una tumba.
Yo nunca lo vi venir.




2 de Septiembre
SOÑANDO
-¡Hyun!
Él me llamó, y tan sólo el sonido de su voz hizo que mi corazón se acelerara.
-¡Ayúdame!
Él estaba cayendo también. Yo estiré mi brazo, tratando de atraparlo. Lo intenté, pero todo lo que alcancé fue aire. No había suelo debajo de mis pies, y yo estaba aferrándome al lodo. Las puntas de nuestros dedos se tocaron y vi chispas verdes en la oscuridad.
Entonces él se resbaló entre mis dedos, y todo lo que pude sentir fue pérdida.
Limones y romero. Podía olerlo incluso entonces.
Pero no pude atraparlo.
Y yo no podía vivir sin él.
Me senté de un salto, tratando de normalizar mi respiración.
-¡Hyun Joong! ¡Despierta! No voy a permitir que llegues tarde el primer día de clase- yo podía oír la voz de Amma llamándome desde abajo.
Mis ojos se enfocaron en un lado de luz que atravesaba la oscuridad. Podía escuchar el tamborileo de la lluvia resonando contra nuestra vieja plantación. Debe estar lloviendo. Debe ser por la mañana. Yo debo estar en mi habitación.
Mi habitación estaba caliente y húmeda, por la lluvia. ¿Por qué estaba mi ventana abierta?
Mi cabeza estaba matándome. Caí de nuevo en la cama y el sueño retrocedió como siempre lo hacía. Estaba seguro en mi cuarto, en nuestra antigua casa, en la misma cama de caoba en la que probablemente habían dormido seis generaciones de Kim antes que yo, donde la gente no caía en pozos hechos de lodo, y nunca pasaba nada en realidad.
Me quedé mirando el techo de yeso, pintado de color del cielo para evitar que las abejas carpinteras aniden en el. ¿Qué me está pasando?
He estado teniendo este sueño por meses. Incluso cuando no puedo recordarlo todo, la parte que recordaba siempre era la misma. El chico estaba cayendo. Yo estaba cayendo. Yo tenía que aguantar, pero no podía. Si me soltaba, algo terrible iba a pasarle a él. Pero esa era la cosa. Yo no podía soltarme. No podía perderlo. Era como si estuviera enamorado de él, aunque no lo conocía. Casi como amor antes de la primera vista.

Lo que parecía bastante loco porque él era tan sólo un chico en un sueño. Ni siquiera sabía cómo se veía. Había tenido el mismo sueño durante meses, pero en todo este tiempo nunca he visto su cara, o no podía recordarlo. Todo lo que sabía es que el mismo sentimiento horrible lo tenía cada vez que lo perdía. Él se deslizaba entre mis dedos y yo sentía mi estómago caer- de la forma en que sientes cuando estás en una montaña rusa y el auto toma una bajada profunda-.
 Mariposas en tu estómago. Esa era una metáfora bastante mala. Mis audífonos estaban aún enredados en mi cuello, y cuando mire mi iPod, vi una canción que no reconocía.
Dieciséis Lunas.
¿Qué era eso? Presioné el botón. La melodía era obsesionante. No podía identificar a la voz, pero me sentía como si la hubiera escuchado antes.
Dieciséis lunas, dieciséis años.
Dieciséis de tus miedos más profundos.
Dieciséis veces tú soñaste con mis lágrimas.
Cayendo, cayendo a través de los años.
Tenía un humor cambiante, tétrico- casi hipnótico.
-¡Kim Hyun Joong!- podía oír a Amma gritar sobre la música.
La apagué y me senté en mi cama, quitándome de encima las cobijas. Mis sábanas se sentían como si estuvieran llenas de arenas, pero yo sabía lo que pasaba.
Era tierra. Y mis uñas estaban llenas de lodo negro, justo como la última vez que tuve el sueño.
Arrugué la sábana, dejándola debajo de la camisa sudorosa del entrenamiento de ayer. Me metí en la ducha y traté de olvidarlo mientras frotaba mis manos, y las últimas marcas negras de mi sueño desaparecían en el desagüe. Si no pensaba en eso, no estaba pasando. Pero no era así cuando se trataba de él. No podía evitarlo. Siempre pensaba en él. Seguía regresando el mismo sueño, incluso no podía explicarlo. Así que ese era mi secreto, todo lo que había para contar.
 Yo tenía dieciséis años, estaba enamorándome de un chico que no existía y estaba enloqueciendo lentamente.
Sim importar que tan fuerte me fregara, no podía hacer que mi corazón dejara de acelerarse. Y sobre todo el olor del jabón de marfil y del Shampoo Stop & Shop, podía olerlo. Sólo un poco, pero sabía que estaba ahí.
Limones y romero.
Bajé al primer piso, a la reconfortante igualdad de las cosas. En la mesa del desayuno, Amma servía en la misma vieja vajilla azul y blanca-platos dragón, como la llamaba mi mamá- huevos fritos, tocino, tostadas con mantequilla y sémola de maíz estaban en frente mío. Amma era nuestra ama de llaves, pero era más como mi abuela, excepto que era más inteligente y rara que mi verdadera abuela. Amma prácticamente me había criado, y ella sentía que su misión personal era hacerme crecer al menos otros treinta centímetros, incluso cuando ya media 1,84. Esta mañana estaba extrañamente hambriento, como si no hubiera comido durante una semana. Me serví un huevo y dos piezas de tocino en mi plato, sintiéndome mejor. Le sonreí con la boca llena.
-No te preocupes por mi Amma. Es el primer día de escuela.- ella descargó un vaso gigante de jugo de naranja y uno aún más grande de leche- leche entera, del único tipo que consumimos por aquí- frente a mí.
-¿Se acabó la leche chocolatada?- Yo tomaba leche chocolatada de la misma forma en que algunas personas tomaban Coca cola o café. Incluso en la mañana, siempre estaba en busca de mi próxima dosis de azúcar.
-A.C.O.S.T.U.M.B.R.A.T.E.- Amma tenía un crucigrama para todo, entre más larga la palabra, mejor, y a ella le gustaba usarlos. La forma en que te deletreaba las palabras letra por letra, se sentía como si te estuviera acariciando la cabeza, cada vez.- Como en, acostúmbrate. Y ni se te ocurra poner un píe fuera de esa puerta hasta que te bebas la leche que te serví.
-Si señora.
-Veo que te arreglaste-. No lo había hecho. Estaba usando jeans y una camisa desteñida, como casi todos los días. Todas ellas decían cosas diferentes; la de hoy era de Harley Davidson. Y las mismas Converse que había usado durante los últimos tres años.
-Pensé que ibas a cortarte ese cabello- ella lo dijo con una pequeña mueca, pero yo lo reconocía por lo que era: simple y viejo cariño.
-¿Cuándo dije eso?
-¿No sabes  que los ojos son la ventana del alma?
-Tal vez no quiero a nadie asomándose a la mía.
Amma me castigo con otro plato de tocino. Ella media apenas 1,50 y era probablemente mas vieja que los platos dragón, aunque en cada cumpleaños ella insistía en que apenas tenía cincuenta y tres. Pero Amma era cualquier cosa excepto una cálida ancianita. Ella era la autoridad absoluta en mi casa.
-Bien, no creas que vas a salir con el cabello mojado en este clima. No me gusta cómo se siente esta tormenta. Como si algo malo hubiera molestado al viento, y no hay forma de detener un día así. Tiene voluntad propia.
Yo rodé mis ojos. Amma tenía una forma peculiar para referirse a las cosas. Cuando ella estaba de ese humor, mi mamá solía llamarlo irse a la oscuridad- la religión y la superstición mezcladas, como sólo se podía hacer en el sur. Cuando Amma estaba oscura, era mejor simplemente mantenerse fuera de su camino. Igualmente era mejor dejar sus amuletos en las ventanas y las muñecas que hacía en los cajones donde las dejaba.
Yo engullí otra carga de huevo y terminé mi desayuno de campeones- huevos, jamón y tocino, todo embutido en un sándwich tostado-. La puerta del estudio de mi padre estaba cerrada. Mi papá escribía toda la noche y dormía en el viejo sofá de su estudio durante el día. Así había sido desde que mamá murió el pasado Abril. Él bien podría ser un vampiro; eso es lo que mi tía Caroline dijo después de quedarse con nosotros esa primavera. Probablemente había perdido mi posibilidad de verlo hasta mañana.
No había forma de abrir esa puerta después de que fuese cerrada.
Escuche un claxon desde la calle. Min. Agarré mi desgastada mochila negra y corrí desde la puerta hacia la lluvia. Podrían haber sido las siete de la noche tan fácil como las siete de la mañana, así de oscuro estaba el cielo. El clima había estada extraño los últimos días.
El auto de Min, el Beater, estaba en la calle, su motor ronroneando, la música a todo volumen. Yo había ido con Min a la escuela desde el jardín de infancia, cuando nos convertimos en mejores amigos después de que él me diera la mitad de su Twinkie en el bus escolar. Sólo fue después cuando descubrí que lo había dejado caer al suelo.
Aún cuando los dos habíamos obtenido nuestras licencias este verano, Min era el único que tenía un auto, y ese era el fin de la historia.
Por lo menos el motor del Beater estaba a salvo de la tormenta.
Amma se paró en el porche, sus brazos cruzados desaprobatorios.
-No pongas esa música aquí, Park Jung Min. No creas que no voy a llamar a tu mamá para contarle lo que estuviste haciendo el verano de cuando tenías nueve años en el sótano.
Min parpadeó. No muchos lo llamaban por su nombre real, excepto su madre y Amma.
-Si señora.
La puerta se cerró con un estruendo. Él se rió, girando sus ruedas sobre el asfalto mientras salía de la entrada. Como si estuviéramos escapándonos, lo que describía bastante bien la forma en que conducía siempre. Excepto  que nunca nos íbamos lejos.
-¿Qué hiciste en mi sótano cuando tenías nueve años?
-¿Qué no hice en tu sótano cuando tenía nueve años?- Min le bajó el volumen a la música, lo que era bueno, porque era terrible y el estaba a punto de preguntarme si me gustaba, cómo lo hacía todos los días. La tragedia de su banda. Quién le disparó a Jung Min, era que ninguno de sus integrantes podía tocar realmente un instrumento ni cantar. Pero él siempre estaba hablando de tocar la batería y mudarse a Nueva York después de la graduación y contratos de grabación que probablemente nunca iban a firmarse. Y que probablemente, me refiero a que él es más propenso a hundirse en una esquina del parqueadero del gimnasio, totalmente borracho.
Min no quería ir a la universidad, pero aún así tenía las cosas más claras que yo. El sabía lo que quería hacer, incluso cuando era bastante difícil. Todo lo que yo tenía era una caja de zapatos llena de panfletos de universidades que no le podía enseñar a mi papá. No me importaba de cual se tratara, mientras estuvieran por lo menos a mil millas de Gatlin.
Yo no quería terminar como mi papá, viviendo en la misma casa, en el mismo pequeño pueblo en el crecí, con la misma gente que nunca ha intentado irse de aquí.
A cada lado de nosotros, viejas casas Victorianas delineaban las calles, casi igual a cuando fueron construidas hace cien años. Mi calle se llamaba Cotton Bend porque esas casas viejas solían preceder millas y millas de campos de algodón. Ahora ellas simplemente precedían la ruta 9, lo que era la única cosa que había cambiado por aquí.
Tomé una dona glaseada de la caja que estaba en el suelo del auto.
-¿Tú subiste esa rara canción a mi iPod anoche?
-¿Cuál canción? ¿Qué piensas de esta?- Min puso su ultimo demo.
 -Creo que necesitas trabajar en ella. Como todas tus canciones- Era lo mismo que le decía todos los días, más o menos.
-Sí, bien, tu cara va a necesitar que trabajen en ella después de que te de una buena golpiza-. Era lo mismo que él respondía todos los días, más o menos.
Yo busqué en mi lista de reproducción.- La canción, creo que se llamaba Dieciséis lunas o algo así.
-No sé de qué estás hablando.
No estaba ahí. La canción había desaparecido, pero yo acababa de escucharla esta mañana. Y sabía que no me la había imaginado, porque aún la tenía en mi cabeza.
-Si quieres escuchar una canción, te pondré una nueva.- Min miró hacia abajo buscando la canción.
-Hey, hombre, mantén tus ojos en la carretera.
Pero él no lo hizo, y de reojo, vi un extraño auto pasar frente a nosotros…
Durante un segundo, los sonidos de la carretera y la lluvia y Min se disolvieron en el silencio y pareció como si todo estuviera moviéndose en cámara lenta. No podía apartar mis ojos del auto. Era simplemente un sentimiento, nada que pueda describir. Y entonces, nos sobrepasó, girando hacía otra vía.
No reconocí el auto. Nunca lo había visto antes. Ustedes no pueden imaginarse lo imposible que es eso, porque conozco cada uno de los autos del pueblo. En esta época del año no había turistas. Ellos no se arriesgarían en plena temporada de huracanes.
Este auto era largo y negro, como un coche fúnebre. De hecho, estaba bastante seguro de que eso es lo que era. Tal vez era una premonición. Tal vez este año iba a ser peor de lo que me imaginaba.
-Aquí está.- Pañuelo Negro-. Esta canción me va a convertir en una estrella.
Para cuando el levantó la mirada, el auto había desaparecido.



2 de septiembre 
CHICO NUEVO 
Ocho calles. Esa era la distancia que había para llegar a la curva de Cotton Bend en la secundaria Jackson. Resulta que yo podía vivir toda mi vida, subiendo y bajando esas ocho calles, y ocho calles era lo suficiente como para poner un extraño coche fúnebre fuera de tu mente. Tal vez es por eso que no se lo mencione, a Min.
                                                
Pasamos por el Stop & Shop, también conocido como el Stop & Steal. Era la única tienda de comestibles en la ciudad, y lo más cercano que teníamos de un 7-Eleven. Así que cada vez que salías con tus amigos, había que esperar no encontrarte con la mamá de alguien más haciendo las compras para la cena. O peor aún, a Amma. Me di cuenta que el Grand Siwon estaba estacionado en frente.
-Uh-oh. Él ya estaba acampando ya.- estaba sentado en el asiento del conductor, leyendo las listas de estrellas.
-Tal vez no nos vio- Min miraba el espejo retrovisor, tenso.
-Tal vez estamos jodidos-. Él era el oficial de ausencias para la escuela Jackson y un miembro orgulloso de la policía de Gatlin.

Su novio, HeeChul, trabaja en el Stop & Steal, y él se estacionaba en frente la mayoría de las mañanas, esperando a que los productos recién horneados se entregarán. Lo cuál era bastante incómodo si tú siempre llegabas tarde, como Min y yo. No se podía ir a la escuela Jackson sin conocer acerca de su rutina, así como su horario de clases. Hoy, nos saludó, sin ni siquiera levantar la vista de la sección de deportes. Él nos estaba dando un pase.
-Sección de deportes y un bollo pegajoso. ¿Sabes lo que eso significa?
-Tenemos cinco minutos.- Hicimos rodar el auto en neutro al estacionamiento de la escuela, con la esperanza de poder pasar inadvertidos más allá de la oficina de Asistencia. Pero todavía andábamos fuera de tiempo, al momento en que entramos en el edificio, nuestras zapatillas de deporte estaban empapadas y producían un chirrido tan fuerte que simplemente deberíamos dejarlas ahí.
-¡Kim Hyun Joong! ¡Park Jung Min!- Nos quedamos en la oficina, esperando nuestra detención.
-Tarde el primer día de escuela. Tu mamá tendrá que elegir muy bien unas pocas palabras para usted, Sr. Park. Y no aparente estar satisfecho, Sr. Kim. Amma HwangBo freirá su pellejo.
La señorita Hesterhgn tenía razón. Si es que ya Amma no sabía que había llegado cinco minutos tarde este día.
Mi omma solía decir: Shim ChangMin, el administrador de correos, leía cualquier carta que le pareciera medio interesante. Ni siquiera se molestaba en sellarla de nuevo. No es que no existiera alguna noticia real. Cada casa tenía sus secretos, pero todos en la calle lo sabían. Ese no era ningún secreto.
-Señorita Hester, yo sólo conduje lento a causa de la lluvia- Min trató de parecer encantador.
La señorita Hester se bajó un poco las gafas y miró a Min, desencantada. La cadena que sostenía sus gafas alrededor de su cuello se balanceaban de adelante atrás.
-En este momento no tengo tiempo para conversar con ustedes. Estoy ocupada preparando sus detenciones de esta tarde-, dijo, mientras nos daba cada uno un papelito azul. Estaba ocupada si correcto. Se podía oler el esmalte de uñas, incluso antes de dar vuelta a la esquina.
Bienvenido de nuevo a Gatlin, el primer día de escuela en realidad nunca cambiaba.
Todos los maestros, se conocían de la iglesia, y habían decidido si eras estúpido o inteligente desde que estabas en Kínder. Yo era inteligente, porque mis padres eran profesores. Min era estúpido, porque había comido sobre las páginas de un buen libro durante la clase de escritura, y vomito una vez durante el desfile navideño.
¿Por qué yo era inteligente?, porque escribía buenas notas, ¿Por qué Min era estúpido?, porque él conseguía hacer malas notas. Supongo que nadie se molestó en leerlas. A veces él escribía cosas al azar en medio de mis ensayos, sólo para ver si mis profesores decían algo. Nadie lo hizo. Por desgracia, el mismo principio no se aplica a las pruebas de selección múltiple.

En el primer período de inglés, descubrí a uno de mis siete profesores era un maestro centenario, cuyo nombre en realidad era el Sr. De Inglés, había esperado que durante el verano nosotros leyéramos Matar a un ruiseñor, por lo que yo no lo hice. Yo había leído el libro hace dos años. Fue uno de los favoritos de omma, pero eso fue hace tiempo y los detalles eran borrosos.
 Un hecho que pocos conocían acerca de mí: he leído todo el tiempo junto al detalle de cantar y escuchar música lo cual era rara la vez.
Los libros y la música eran la única cosa que me sacaban fuera de Gatlin, aunque fuera sólo por un rato. Yo tenía un mapa en la pared, y cada vez que leía un lugar al que quería ir, lo marcaba en el mapa. Nueva York era el principal. En medio del salvaje Alaska. Cuando en el camino seguí leyendo agregué Chicago, Denver, L.A, y Ciudad de México.
Uno puede comprar prácticamente en todas partes. Cada mes, tracé una línea para conectar las marcas. Una delgada línea verde para trazar un camino para el viaje un verano antes de la universidad, si es que alguna vez salía de esta ciudad. Guardé el mapa y todo referente a la lectura y música sólo para mí. Porque aquí, los libros y el baloncesto no se mezclaban.
Química no era mucho mejor. El Sr. Hollenback me había condenado a ser compañero de Cap. Él estaba con Nicole, también conocida como Nicole Jung, quien me había despreciado formalmente el año pasado, cuando cometí el error de usar mis zapatos Converse con mi traje formal y deje que mi Appa nos llevara en el volvo oxidado. La venta estaba rota permanentemente y había destruido su perfecto pelo rizado y rubio, cuando llegamos al baile en el gimnasio se parecía a María Antonieta. Nicole no me habló por el resto de la noche. La ponchera era una fuente interminable de diversión para los chicos, que esperaban vernos juntos de nuevo. Lo que ellos no sabían era que yo no estaba con chicas como Nicole. Era bonita, pero eso era todo. Y sólo por mirarse bien no justificaba que tenía que escuchar lo que salía de su boca. Yo quería a alguien diferente, alguien con quien pudiera hablar de algo distinto como si ha vida en marte o si algún día vendrán mis amigos alíens. Un CHICO que fuera inteligente, divertido, o al menos un decente compañero de laboratorio. Pues sí hace algún tiempo descubrí que me gustaban los hombres aunque eso fue después de terminar con Nicole. Tal vez un chico así que fuera un verdadero sueño, un sueño, que seguía siendo mejor que una pesadilla. Incluso si la pesadilla llevaba una falda de porrista.
Sobreviví a química, pero mi día empeoró aun más desde ahí. Al parecer este año. Estaba llevando nuevamente Historia de los EE.UU. y la historia que enseñaban en la escuela Jackson, sólo era redundante. Yo iba a pasar por año consecutivo, estudiando de la “Guerra del norte y la agresión”. No tenía ninguna relación con él. Pero como todos sabemos, el espíritu del Sr. Lee era uno de los pocos profesores que realmente me odiaban. El año pasado, en un desafío yo había escrito un artículo llamado “La Guerra del sur y la agresión”, y el Sr. Lee me había dado una calificación ‘D’ (Ósea una nota de 6). Los profesores en realidad no leían los artículos, después de todo.

Encontré un asiento en la parte de atrás junto a Min, tomaba nota de cualquier clase en la que él no se durmiera. Pero dejó de escribir tan pronto como me senté.

-Amigo, ¿has oído?

-Hey, ‘sobre qué?

-Hay un chico nuevo en Jackson.

-Hay un montón de chicos nuevos, uno la clase de primer año, no soy idiota.

-No estoy hablando de los estudiantes de primer año. Hay un chico nuevo en nuestra clase.

En cualquier otra escuela secundaria, un chico nuevo en la clase de segundo año no será noticia. Pero esto era Jackson, y no habíamos tenido un chico nuevo en la escuela desde el tercer grado, cuando Kim Taeyeon vino a vivir con sus abuelos después de que su padre fuera detenido en un sótano en Lake City jugando.

-¿Quién es él?

-No lo sé. Tuve clase de cívica en el segundo período con todos los chiflados de la banda, y no sabían nada, salvo que toca el violín, o algo así. Me pregunto si él es ardiente-. Min tenía esos pensamientos en su mente, como la mayoría de los chicos.
La diferencia era que Min llevaba esos pensamientos directamente a su boca.

-¿Así que él es un chiflado de la banda?

-No. Un músico. Tal vez él comparte mi amor por la música clásica.

-¿Música clásica?- La única música clásica que Min había oído era mientras estaba en la oficina del dentista.

-Tú sabes, los clásicos. Pink Floyd. Black Sabbath. The Stones.- comencé a reír.

-Sr. Park. Sr. Kim. Lamento interrumpir su conversación pero me gustaría comenzar si está bien por ustedes, muchachos.- El tono del Sr. Lee era tan sarcástico como el año pasado, y llevaba un peinado grasiento. Pasó las copias del mismo programa que probablemente había estado utilizando durante diez años. Este requería de una participación en una verdadera Guerra civil. Por suerte para mí, terminaría pidiendo prestado el uniforme de uno de mis familiares que participaron por diversión los fines de semana en este tipo de representaciones.
Después de sonar la campana, Min y yo nos quedamos en el pasillo junto a los armarios, con la esperanza de obtener un vistazo del chico nuevo. Él hablaba de él como si fuera su alma gemela y futuro compañero de banda. Pero la única cosa a la que le echamos un vistazo fue a la falda jean de Han SeungYeon, dos tallas más pequeñas.
Lo que significaba que no íbamos a saber nada hasta la hora del almuerzo, porque nuestra próxima clase era ASL, lenguaje Americano de señas y está estrictamente prohibido hablar durante clase. Nadie era lo bastante bueno como para deletrear las palabras ‘Chico Nuevo’, especialmente desde que ASL era la clase que teníamos en común con el resto del equipo de baloncesto de Jackson.
Yo había estado en el equipo desde octavo grado, cuando crecí seis pulgadas en un verano y terminé por lo menos una cabeza arriba sobre todos los demás en mi clase. Además, había que hacer algo normal cuando tus padres eran profesores. Resultó que era bueno en baloncesto. Siempre parecía saber dónde los jugadores del otro equipo iban a pasar el balón, esto me brindó un lugar para sentarme en la cafetería todos los días. En Jackson, esto era algo que valía la pena.
Este día el asiento valía mucho más porque Kyu Jong, nuestro punto de guardia había visto realmente al chico nuevo. Min hizo la única pregunta que a todos ellos les importaba.

-Así que, ¿es ardiente?

-Muy ardiente.

-¿Gyuri nueve ardiente?- Gyuri era una chica de la escuela y la forma como se medía a todas las otras chicas en Jackson. Cuando Nicole entró en la cafetería, tomada del brazo de Cap, todos miramos porque la Gyuri de ella era de 5’8-, era una calificación a las piernas perfectas que he visto.

Nicole y Gyuri eran casi una persona, incluso cuando no estaba en uniforme de porrista. Pelo rubio, bronceado falso, sandalias, y faldas Jean tan cortas que podrían pasar por cinturones. ¡¡Gyuri tenía unas piernas!! Pero Nicole era a la que todos los chicos trataban de echar un vistazo durante el verano en el lago, a su parte superior del bikini. Nunca parecía llevar ningún libro, sólo pequeñas bolsas metálicas bajo el brazo, con espacio suficiente como para un teléfono celular y para las pocas ocasiones en que efectivamente Nicole dejaba mensajes de texto.

Sus diferencias se reducían a sus respectivas posiciones en el equipo de las animadoras. Gyuri era la capitana, y una base ‘una de las chicas que sostenían dos niveles de porristas en la famosa pirámide de los Wildcats´. Nicole era una volante, la niña en la parte superior de la pirámide, la que era lanzada unos cinco o seis metros en el aire para completar una vuelta o algún loco truco que fácilmente podría resultar en una fractura de cuello. Nicole correría el riesgo de cualquier cosa para permanecer en la cima de esa pirámide. Gyuri no lo necesitaba. Cuando Nicole era lanzada, la pirámide seguía sin ella. Cuando Gyuri se movía un centímetro, todo se venía abajo.

Cap y Nicole se fijaron en nosotros y fruncieron el ceño al verme. Los chicos rieron. Jung YunHo me dio una palmadita en la espalda.

-Es casi igual a un pecado. Sabes Nicole, entre más te mira, más le importas.

Hoy no quiero pensar en Nicole. Yo quería pensar en lo contrario a Nicole. Desde que Min había sacado el tema en historia, este se había quedado conmigo. El chico nuevo. La posibilidad de alguien diferente, de un lugar diferente. Tal vez alguien con más vida que la nuestra, y, supongo que la mía. Tal vez incluso alguien con quien yo había soñado. Sabía que era una fantasía, pero yo quería creer en ello.

-¿Ya todos escucharon sobre el chico nuevo?-Gyuri se sentó en el regazo de Lee JinKi

Onew, él era nuestro capitán del equipo y Gyuri, era su novia. El frotó las manos en sus piernas color naranja, lo suficientemente alto y entonces tú ya no sabías hacia d´nde mirar.

-Kyu nos dijo que él está que arde. ¿Vas a ponerlo en el equipo? Min tomó un par de papas empanizados de mi bandeja.

-Difícilmente. Tú deberías ver como es él- Strike Uno.

-¿Y  cuán pálido está?- Strike Dos. Tú no podías estar demasiado delgado, o muy bronceado, algo por lo que Gyuri estaba preocupada. Nicole se sentó al lado de Onew, inclinándose un poco sobre la mesa.

-¿Te dijo quién es él?

-¿Qué quieres decir?- Nicole hizo una pausa para un efecto dramático.

-Él es el sobrino de Ravenwood el anciano-. No necesitaba hacer una pausa para esto. Era como si el aire hubiera sido extraído de la habitación. Un par de chicos comenzaron  a reír. Ellos pensaban que estaba bromeando, pero podía decir que ella no lo estaba. Strike Tres. Él estaba fuera. A partir de este momento, ya no podía imaginármelo más.
La posibilidad del chico de mis sueños había desaparecido, antes de que pudiera imaginarme nuestra primera cita. Que estaba condenada a ser tres años después de la que había tenido con Nicole.

Park Jung Soo Ravenwood, él era como una ciudad cerrada. Digamos, me recuerda lo suficiente al personaje amargado del libro matar al ruiseñor. El viejo Ravenwood hacia que Boo Radley se viera como una mariposa social. Vivía en una estropeada casa antigua, sobre la plantación más vieja e infame como la mayor parte de Gatlin y no creo que alguien en la ciudad lo hubiera visto desde antes de que yo naciera, tal vez mucho más.

-¿En serio?-, preguntó Min

-Totalmente. Shim ChangMin se lo dijo a mi Omma ayer, cuando le llevó nuestro correo-. Gyuri asintió.

-Mi omma escuchó lo mismo. Se fue a vivir con el viejo Ravenwood hace un par de días, viene de Virginia o Maryland, no me acuerdo.

Todos hablaban de él, su ropa, pelo y que probablemente su tío era un monstruo. Eso es lo que más odiaba de Gatlin. La forma en que todo el mundo tenía algo que decir sobre todo lo que haces, o, en este caso, lo que llevas.
Me quedé mirando los fideos de mi bandeja, nadaban en un líquido color naranja que no se parecían mucho a que fuera de queso. Dos años, ocho meses. Tenía que salir de esta ciudad.
Después de la escuela, el gimnasio estaba siendo utilizado para las pruebas de animadoras. La lluvia finalmente había dejado de caer, así que la práctica de baloncesto era en el patio exterior, estaba agrietado y tenía charcos de agua por la lluvia de la mañana. Había que tener cuidado de no golpear las fisuras que corría por el medio, eran como el Gran Cañón. Aparte de eso, podías ver casi todo el estacionamiento, y mirar la mayor parte de la primordial acción social de la secundaria Jackson mientras calentabas.

Hoy he tenido la mano caliente. Yo tenía siete por siete la línea de tiros libres, pero también la tenía Onew, me preparé para disparar mi tiro. Swish. Ocho. Parecía como si sólo pudiera mirar a la red, y la pelota se balanceaba. Algunos días eran así. Swish. Nueve. Onew se molestó. Me di cuenta por la manera en que rebotaba la pelota, cada vez lo hacía con más dificultad. Él era nuestro otro centro.

Nuestro silencioso acuerdo era: lo dejo a tu cargo, y él no me causaba problemas si yo no tenía ganas de pasar un rato en el Stop & Steal cada día después de la práctica.
Había tantas maneras en que se podía hablar acerca de las mismas chicas y tantos Slim Jim que comer. Swish. Diez. Yo no podía fallar. Tal vez era sólo la genética. Tal vez era otra cosa. No me había dado cuenta, pero desde que mi omma murió, yo había dejado de intentarlo. Era un milagro que llegara a la práctica. Swish. Once. Onew gruñó detrás de mí, rebotando la pelota aún con más dificultad. Traté de no sonreír y miré hacia el estacionamiento cuando tomé el siguiente tiro. Vi una maraña de cabello largo y negro, detrás del volante de un coche largo y negro. Un coche fúnebre. Me quedé helado. Luego, se volvió y, a través de la ventana abierta, pude ver a un chico mirar en mi dirección. Al menos, pensé que lo hacía. La pelota golpeó el aro y rebotó hacia la valla. Detrás de mí, escuché el sonido familiar. Swish. Doce. Onew ya podía relajarse. Cuando el coche arrancó, miré a través de la cancha. El resto de los muchachos estaban ahí de pie, como si hubieran visto un fantasma.

-¿Ese fue…?- Kim JongHyun, asintió con la cabeza, agarrándose de la cerca del alambre con una mano.

-Él sobrino del viejo Ravenwood-. Kyu tiró la pelota. 

-Sí. Justo como ellos dicen, conduce un coche fúnebre- YunHo, sacudió la cabeza.

-Él es sexy. Qué desperdicio.- volvieron a jugar a la pelota, pero por el momento Onew tomó su próximo lanzamiento, justo cuando había comenzado a llover de nuevo. Treinta segundos más tarde, estábamos atrapados en un aguacero, era la lluvia más fuerte que habíamos visto en todo el día.
Me quedé ahí, dejando que la lluvia martillara sobre mí. Mi cabello mojado colgaba sobre mis ojos, bloqueando el resto de la escuela y el equipo. El mal augurio no era solamente un coche fúnebre, era un chico. Durante unos minutos, había perdido la esperanza sobre que tal vez este año no sería igual, que tal vez en dos años algo iba a cambiar. Que iba a tener a alguien con quien hablar. Pero todo lo que tenía fue un buen día en la cancha, y nunca había sido lo suficiente.

5 comentarios:

  1. Holaaaa apenas vengo entrando a este blog, y pues déjame decirte que este digo estará interesante, creo que hay una película, jejejejeje y pues yo leeré, también me pareja favorita es la principal HyunSaeng :-D saludossss ^_^

    ResponderEliminar